Carta de un Lhumanu

Soy un hombre nacido en la época donde la tecnología decía que traía progreso cuando en las calles se veía la misma ignorancia e injusticia que en los tiempos pre modernos.

Soy un hombre que ha vivido bajo el manto de la cómoda y falsa seguridad de las promesas de la religión, las mismas promesas que para este mundo hacen los políticos, los otros las hacen para el otro mundo.

Soy un hombre que ha sentido el dolor de la vida, el hambre de los deseos propios de esta existencia, los placeres del ego y la materia, la belleza de las artes y la risa de los niños.

Soy un hombre que ha sentido la soledad de una noche de invierno y la compañía en una noche acelerada.

Soy  un hombre que ha hecho preguntas y ha buscado respuestas.

Soy un hombre que se observa a sí mismo en su imperfección buscando la perfección atrás de sus ojos, muy en el fondo...

Soy un hombre que sueña, que anhela un futuro diferente, quizás cansado de un presente de altibajos, quizás agobiado por miedos o enfadado de esperanzas que como espejismos se van desvaneciendo.

Soy un hombre que mira y observa a los demás, como avanzan sin avanzar, cómo viven sin vivir, cómo te miran sin realmente ver nada, cómo sueñan dentro de su mismo sueño, cómo se creen libres dentro de su pequeña cárcel.

Soy un hombre que ha visto niños reír y niños llorar, mujeres pensar y al día siguiente enloquecer, hombres pelear y después callar.

Soy un hombre que ha entendido la belleza de la vida, que ha valorado el más pequeño trozo de polvo sabiendo que cada partícula tiene un propósito.

Soy un hombre que ha mirado las estrellas y más allá, que ha reconocido que las verdaderas leyes llegan hasta ese lugar y no sólo en un punto azul.

Soy un hombre que sabe que en esta existencia no se vive la libertad real, que éste camino se va construyendo con elecciones, muchas de ellas equivocadas y otras no tanto.

Soy un hombre que sabe que es un producto de hechos muy remotos, de acciones tomadas por otros más inteligentes pero no sé si más bondadosos.

Soy un hombre que yace aquí, sin ninguna facultad extra sensorial más que la de intentar reconocer su verdadero yo después de tantos años de inmensa oscuridad.

Soy un hombre con juventud pero cansado, pero que sin embargo se ha propuesto seguir hasta el final, hasta que la última gota de esta existencia se derrame.

Soy un hombre que admira la grandeza de Gea y al mismo tiempo se sorprende de su pequeñez en el universo. Que una, dos o tres vidas son insuficientes para conocer este hogar.
Soy un hombre que mira al espejo y lo que observa es un vehículo intentando encontrar algo más que solamente puedo sentir con los ojos cerrados y los sentidos apagados.

Soy un hombre que tiene que continuar en este camino de oscuridad, sin más luz que la de mi propia voluntad, sin más fé que en la de mi propio Ser.

Soy un hombre que intenta ser Hombre.